miércoles, 7 de enero de 2009

ENSAYO QUE NO ES UN ENSAYO, SOBRE EL ENSAYO DE SARAMAGO QUE NO ES UN ENSAYO DE LA LUCIDEZ



Por Juan Pablo Muñoz P.
3 de julio de 2008

La desesperanza como único camino de esperanza

El mejor y primer recuerdo que tengo de unas votaciones es el de un niño gritando por una ventana: ¡Barco! ¡Barco! A mis cinco años gritar era, más que un derecho, un deber, y sentado en el alerón de una ventana de pueblo, sin saber por qué gritaba a boca llena el apellido de un candidato a la presidencia de la república. No es muy diferente a lo que pasa regularmente en este país con los electores que sin saber, o haciéndose los que no saben, o viceversa, ponen el poder en manos de barbaros que parece que hablaran en nuestro idioma pero que apenas se les presenta la oportunidad, desmontan el espejismo y empiezan con sus lenguas de fuego a contradecir y a negar lo que antes prometieron.

La consecuencia ya la conocemos: Colombia. Pronúncielo para que vea qué es lo primero que se le viene a la cabeza. (Le dan ganas a uno de buscarse otra nacionalidad, así como hizo el escritor ese que, incluso con el apoyo de Alfaguara para exorcizar todos sus demonios, no ha podido, aquí sigue machacando sobre lo mismo). Pero escapar a otras latitudes no es la solución, el problema es en toda Latinoamérica, y más allá también, el problema es global, en fin, para ser consecuente con Vallejo, digamos que el problema es la naturaleza del hombre.
Sonaría reiterativo hablar de corrupción en el poder político, económico, intelectual, eclesial, sino fuera porque va en aumento, o sea que se estaría hablando de algo diferente: quien lo creyera, es posible ser peor. Y en eso, la clase política de nuestro país se gradúa con honores.

Tengo que hacer mucho esfuerzo para traer a mi mente un recuerdo afable, que no sea pueril, de una campaña y un buen desenlace de ella, después de obtener el objetivo del escaño por supuesto. Es que mientras el poder no esté en manos de un desinteresado ente que se aleje de subjetividades personales, no tendremos la redistribución económica y la disminución de las desigualdades sociales que podrían solucionar muchos de los problemas que aquejan esta sociedad.

¿Que tipo de ente? No lo sé, toda masa es irracional y por ende necesita una cabeza visible a quien seguir, y esta será naturalmente subjetiva. Para ese caso un grupo de niños como el que gritaba en la ventana, por que para lo que tenemos ahora cualquier cosa es mejor. Y sería divertido. Aunque yo ahora también me divierto, ya no veo telenovelas sino noticieros, las actuaciones me resultan más elaboradas, menos sobreactuadas. Y es que los protagonistas de ahora han tenido mucha escuela: “Cinco mil años de ridículas palabras”, como ya lo he dicho antes.

Entonces la solución está en la irracionalidad, el caos que pronostica la filosofía post moderna hará que las estructuras de poder colapsen y que las Rémoras se turnen la franja tricolor y un día por pura casualidad sea un desinteresado quien ocupe la mesa presidencial para que termine de roer el cuesco. (Aunque un desinteresado por allá iniciando el siglo pasado, poeta, tuvo su turno y entregó a Panamá), es que la solución idealista que propone Saramago tampoco promete mucho. Nuestros pueblos reprimidos sin educación y guiados por ciegos están muy lejos de generar una conciencia colectiva que nos alejen de los intereses particulares, en ese caso entonces, tal vez la solución esté en la desesperanza, unirse al enemigo y esperar que flaqueé para asestarle el golpe.

El voto en blanco no es más que otro espejismo de dignidad el cual no todos los individuos ven.

Entonces al parecer es un asunto de dignidad. La principal meta del hombre del tercer mundo es tener un espacio para desarrollar y construir su dignidad y a partir de ésta construir espacios políticos colectivos, públicos, que permitan la equidad de las clases sociales, sin desconocer la diversidad cultural ni el derecho a lo particular. Particular desde el respeto a la diferencia, no a la exclusividad de derechos.

Y antes de que los hombres oprimidos se llenen de orgullo y valor, ¿que hacemos con el hambre y la miseria mundial, la destrucción de sus culturas y la devastación ambiental? No se puede esperar la emergencia de un poder político colectivo, público, basándose en la esperanza de un impulso masivo de dignidad, es vergonzante el solo hecho de pensarlo. No se trata de asuntos morales, la política es amoral.

Si nos pusiéramos a hablar de dignidad tendríamos más bien que decir, que la necesidad mas próxima refiriéndose a dignidad, es la de asumir con dignidad el acontecimiento violento al cual esta siendo sometido el mundo.

La aceptación, por parte de los países tercermundistas, del momento histórico por el cual se pasa actualmente, mitigaría la culpa por no conseguir resultados, de quienes están en condiciones de ofrecer resistencia a la opresión. Por una parte, y por otra, la resignación de los pueblos dominados reduciría su frustración. Quizás esta sería la única forma de conseguir, forzada por las circunstancias, que algún tipo de resistencia lograra su cometido. Es una especie de auto engaño que puede generar resultados favorables.

Es un hecho que las cosas están mal y que se pondrán peor, (para seguir siendo consecuentes con la generación que crecimos leyendo a Vallejo), el mal inevitable de la globalización solo será detenido por si mismo cuando la civilización dominante haya eliminado las demás y como consecuencia, por conflictos de poder, se enfrente a si misma. La única opción que le queda al tercer mundo es ser espectador pasivo (para no ser destruido en su totalidad) de cómo un fenómeno destructivo se da fin a si mismo.

Nos queda pues la tarea de impulsar el capitalismo y fomentar la globalización, mientras mas rápido bebe el pícaro, mas rápido se emborracha, al mal trago darle apuro.

Pasan a un segundo plano entonces las luchas por acabar con las hambrunas en el África, la represión en el Medio Oriente, la monopolización de la economía mundial y la carrera armamentista, que a final de cuentas, terminará sirviendo al propósito de las Rémoras. Serán éstas, quienes desde las cenizas del tercer mundo, se levanten para recoger las sobras de la mesa del gigante muerto.

P.D. (o fe de erratas) si después de leer esto usted se esta rascando la cabeza indignado por el derrotismo que propone éste artículo, entonces significa que todavía tenemos esperanza.

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