lunes, 9 de junio de 2008

La función de Álvaro Sierra no terminó

Álvaro Ernesto Sierra Eljach, actor y dramaturgo antioqueño (nacido en Popayán), murió en una función en Trujillo, Perú.
Residía y estudiaba en Buenos Aires, Argentina desde hace dos años.
Aldemar bajó y se paró en uno de sus hombros como si nada pasara. Los espectadores miraron asombrados, pero la función continuó. Cuando la obra, Plaza de la Victoria, se acabó, Álvaro lo miró y no le quedó otra opción que llevárselo a su casa. Así nació la amistad con el lorito Aldemar. Desde ahí por más de una semana, Álvaro se encargó de pasearlo por las calles de su barrio, Belgrano, en Buenos Aires, y de darle la comida y ponerlo a jugar con Pancho, un pingüino de peluche. La amistad se estaba volviendo más fuerte y el apartamento ya parecía parte del paisaje del loro. Pero en uno de los paseos, Álvaro lo subió en una rama y Aldemar levantó vuelo. Se perdió entre los árboles del parque de repente. Así como llegó. 'Se fue parce, no sé qué le paso', dijo después de la partida de su nuevo amigo. Álvaro Sierra Eljach, actor, dramaturgo, director, llegó hace un par de años a Buenos Aires para estudiar y seguir con su carrera en el teatro. Después de los primeros meses de adaptación, en los que incluso, como solía contar, tuvo que vivir en la buhardilla de un pequeño teatro en la calle Corrientes, se amoldó a la capital argentina con facilidad. Por eso era común que hablara de ir a ver a Vélez Sarsfield, tomar una cerveza en Bellagamba, almorzar en Abasto o montar en bicicleta por Palermo. Ese trasegar por las calles porteñas lo llevó a conocer muy bien las rutas de los colectivos, los restaurantes y los mejores lugares para pasar un buen rato. De a poco se enamoró de Buenos Aires. Sus estudios de improvisación escénica, clown, entrenamiento corporal y juegos teatrales, entre otros, lo llevaron a participar en diferentes obras como actor y director. Así fue como en noviembre y diciembre del año pasado dirigió con gran éxito la obra Cámara lenta en el Teatro Vera Vera, que llenó su sala durante cuatro funciones. Durante 2008 se presentó con Plaza de la Victoria en parques y plazas en una obra llevada a los diferentes barrios por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí, en una función en San Telmo, fue donde conoció a Aldemar. El viajeLos primeros días de mayo se le vio entusiasmado, como recuerdan sus amigos y compañeros de apartamento, Francisco Hoyos y Felipe Vernaza. 'Comentó que se iba a presentar en Perú, en un festival para niños. Eso lo tenía muy motivado'. El 16 de mayo pasado, un día antes de cumplir 28 años, junto a sus compañeros del Grupo Peladilla, viajó de Buenos Aires a Trujillo (Perú) para presentar la creación colectiva El Fantasma, en el XXVII Festival Internacional de Teatro para Niños. Después del desfile inaugural, en el que las compañías de teatro recorrieron las calles de Trujillo, Álvaro comenzó a vivir plenamente el festival. Hizo amigos y junto a sus compañeros se preparó para la función, que sería el domingo 18, pasadas las cinco de la tarde. Mientras actuaba en el teatro Municipal de Trujillo, en una escena en que tenía la cabeza tapada con una especie de carpa, Álvaro dio un mal paso y cayó por la parte trasera del escenario. Fue asistido y llevado a un hospital. Debido a la gravedad de las heridas en su cabeza fue internado de urgencia en una unidad de cuidados intensivos. Apenas se supo de su accidente una cadena de correos por Facebook mantuvo al tanto de los acontecimientos a sus amigos y seres queridos. Su madre Matilde Eljach viajó desde Popayán, de donde era oriundo, para acompañarlo. Con el pasar de los días los mensajes crecieron y los votos por una pronta recuperación llegaron desde distintos lugares del mundo. Cinco días después de su última función, el viernes 23 de mayo, tras recibir diferentes cuidados médicos, Álvaro Sierra Eljach falleció en el Hospital Regional de Trujillo. Sus cenizas fueron llevadas a Popayán y en la iglesia de La Ermita se celebraron sus honras fúnebres. En Buenos Aires y Medellín también sus amigos y seres queridos ofrecieron misas en su memoria. El martes 3 de Junio, a las siete de la noche, en el Ateneo Porfirio Barba Jacob, en las Torres de Bomboná, se le rendirá un homenaje por parte de sus amigos del grupo de teatro De Ambulantes, del que fue cofundador. Ahí, sobre las tablas, seguro se recordará su alegría y esas ganas de vivir siempre de manera intensa que tenía. Será un momento para el recuerdo del actor, del director y del amigo. El que un día dejó de andar las calles de Popayán, Medellín y Buenos Aires para, tal vez, con su sonrisa seguir el vuelo de su amigo Aldemar.

Las tablas fueron su hábitat por muchos años, Alvaro Sierra Eljach participó, como actor o director, en obras como Contratiempo, La malasangre, El amante, La farsa del pastel y la tarta, Acera Derecha, Hambre, Cada vez que ladran los perros, Guiñapo y Pelaplátano, La Penúltima Cena, Antígona o los cadáveres de sus hermanos, De dos amores, Juernes, El Visitante, El restaurante, Turbulencias, Barbie, la princesa Rapunzel y Acompañados, cuando el Amor duele, entre otras. Escribió la obra Tribuna Capuleto, que llevó a escena el grupo De Ambulantes, del cual fue cofundador y donde escribió casi la totalidad de las obras que el grupo montó durante el tiempo que allí permaneció Alvaro Sierra, en los últimos meses actuaba en Plaza de la victoria y El Fantasma. Juan Pablo Ricaurte, de revista A Teatro, dice que 'de la nueva camada' era uno de los llamados a hacer relevo generacional en el sector teatral y celebra la dramaturgia de Tribuna Capuleto, cuyo montaje de De Ambulantes ha tenido dos temporadas exitosas en el Ateneo Porfirio Barba Jacob.