sábado, 14 de marzo de 2009

¡QUE PARADÓJICO! El DESEMPLEO PARA JUANITA PÉREZ ES LA OPORTUNIDAD PARA MONTAR SU PROPIO NEGOCIO (informal)


Por Juan Pablo Muñoz Patiño
rafaelusman@hotmail.com
Marzo de 2009

Mientras que el presidente Álvaro Uribe anuncia por el canal RCN que los precios de los automóviles disminuirán, como una medida para incentivar la economía, también presiona al Emisor para que baje las tasas de interés a ver si los colombianos se endeudan más. Mientras tanto, en el barrio Robledo Aures, Juanita Pérez*, no puede usar el teléfono porque se lo cortaron, no puede leerle a su hija una buena comedia de Moliere a la hora de ir a la cama porque no hay luz eléctrica, ni puede ver la t.v. porque además de que no hay electricidad, el aparato está en la casa de empeño.
No tiene dinero ni para las hojas de vida y el internet es un lujo en una casa donde para poder atreverse a encender el fogón, los bombillos deben permanecer siempre en contravía de su naturaleza: iluminando.
Juanita es una madre soltera que tuvo que enviar a su hija a vivir con el papá porque con los $300.000 que le daba, ya le era imposible cubrir los gastos de la manutención de ambas.
“Que vea por ella él, yo ya lo hice por casi seis años”, dice Juanita justificando su situación, “peores cosas han hecho otras”, dice tratando de bajarle al peso de su conciencia, o refiriéndose a Medea, obra que leyó hasta aprendérsela de memoria cuando estudiaba Teatro en la U de A.
Juanita está desempleada desde hace casi un año. Trabajó varios años como operadora telefónica en un banco, y sin querer, conoció el generoso saldo de la cuenta bancaria de muchos allegados. Ahora que está desempleada, no ha tenido acceso a ningún tipo de generosidad. Le tocó “arrimarse” en la casa de la mamá y a regañadientes y como contraprestación por la posada, le sigue la corriente cuando la pone a leer la palabra de Dios.
Juanita no tiene idea de que en febrero el desempleo aumentó del 13.1 al 14.2%, ni de que ella es uno de los dos millones 830 mil colombianos sin empleo; no sabe que es el mercado laboral ni la desaceleración económica pero si sabe que si no encuentra empleo próximamente, hará cualquier cosa por conseguir dinero.
El Gobierno del presidente Álvaro Uribe puede seguir enredando a los colombianos con las disfrazadas indecisiones del DANE cada que las cifras no le favorezcan, pero a los ciudadanos no les interesa la diferencia entre cesantes, ocupados y desocupados, además que no hay otra cosa más truculenta que eso, puesto que a ciencia cierta no se puede decir quien dejó o no de buscar trabajo.
En este país donde un alto porcentaje de la fuerza de trabajo está por fuera del margen de las personas aptas para trabajar, y lo hacen, desde la informalidad que aumenta cada vez más, porque trabajo no hay pero a la hora de vender cualquiera es bueno, menos la mujer que es discriminada laboralmente; Juanita no tiene chance, más que para intentar rebuscarse la vida, de la primera forma como le resulte. Hoy en día las prestaciones sociales son casi bienes suntuosos.
Después viene el juicio para quienes ingenuamente creen en raras estratagemas para multiplicar el dinero, luego no sabemos como justificar que los niños que la madre alquila para mendigar inunden los semáforos, y que las jovencitas se prostituyan apenas tienen un asomo de erotismo acelerado por el colorete y el pachulí. La lista de las consecuencias funestas de una sociedad en crisis, es interminable.
El problema es no es de forma si no de fondo.
Mientras nuestros dirigentes estén incentivando la avalancha de tecnología para soportar en ella sus intervenciones sociales, ampliando la brecha, sacando a empellones al campesino de su tierra; lo único que obtendremos es una sociedad obnubilada con los espejos brillantes, hipnotizada todavía con el sabor de la Coca- cola y los importados mientras las pequeñas empresas locales son absorbidas por Carrefour: más desempleados! Los más tercos se dividen entre sancochos sindicalistas, sazonados con cartillas de formación marxista; lo poco que no cedieron de su dignidad.
Así es muy difícil que Juanita se consiga un empleo formal, con un poco de suerte se endeudará para comprarse una freidora y madrugará a vender buñuelos en la fila donde unos afortunados, asegurados sociales, esperan su dosis de acetaminofén al alba.

*Nombre falso para respetar la intimidad de la fuente.

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